Corrientes

Cruce la puerta, apretando las manos, sintiendo el rastro de tu tacto.
Putie por dentro. Putie por no tenerte. Putie por que no eras mía; pero putie más por haberte dejado ir.
Me senté, prendí un cigarrillo y mire nuestra foto. Que felices que éramos.
O capas lo seguimos siendo, vos con el, y yo con tu recuerdo.
Sólo quisiera volver a esa tarde en la que el frío enrojecia tu nariz; y mi aliento se mezclaba con el cigarrillo y tu boca. Los arbolitos gritaban "Cambio, cambio" y no hablo de plantas. Tus brazos entre mi campera. Tus piernas tiritando del frío. La gran Buenos Aires pintaba tus ojos de esos colores que sólo se sueñan, como cuando consumís LSD.
Me sonreíste y perdimos el tren. Constitución fue testigo de como nos amamos, sin Sexo y esas mierdas, eso venía después.

Que lindos se veían tus ojos cuando el humo entraba por tus pupilas.
"A la mierda" me dijiste, y me llevaste a patear por la calle Corrientes. Y así durante toda la noche, la calle parecía no dormir, yo quería dormir, pero a tu lado

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