Sentado en una mesa de ese bar, miraba por la ventana como la ciudad empezaba a dormirse lentamente, acunada por el murmullo de miles de voces y un centenar de autos.
Le hizo un gesto al mozo, pidió que le vuelva a llenar el vaso y dejara la botella en la mesa. Se prendió otro cigarrillo y miro la hora, quería retrasar su llegada a casa cuanto mas le sea posible. Lo esperaba su mujer.
Una bilis recorría su estomago hasta llegar a su boca y el whisky empezaba a hacer efecto en su visión.
Hace días que su casa no se sentía como su hogar. Tal vez la distancia que su mujer había tomado significaba algo, y el lo sabia. No eran sus ojos, era su forma de mirar.
El día anterior había vuelto mas temprano de lo normal y se había llevado una sorpresa, quizás esa era la razón por la que quería retrasar su llegada, su chalina rosa no estaba colgada en el respaldo de su sillón, ni sus zapatos hacían eco en los azulejos de la cocina. ¿Donde estaría?, Quizás había ido al almacén, quizás se entretuvo mirando una película y había olvidado comprar para la comida. Pero en el fondo sabia que ninguna de esas razones eran validas. Y lo supo cuando la vio entrar tan apurada, cuando vio la sorpresa en sus ojos, cuando tartamudeo esbozando una excusa razonable para no estar en casa.
Ahogado en sus pensamientos, volvió en si cuando vio el cigarrillo vuelto ceniza en el cenicero, solo le había dado una pitada. Había empezado a llover, quizás en otro momento se hubiese molestado por no traer paraguas, pero hoy no le importaba.
Percibió por el rabillo del ojo ese color rosa que le resultaba familiar. Miro por la ventana y una punzada le atravesó el corazón, les siguió con la mirada intentando ocultar la sorpresa por algo que sospechaba desde hace días. Espero a que doblaran la esquina, apago su cigarrillo, le hizo un gesto al mozo que se acerco a su mesa al instante. Le pago la cuenta, agarro su abrigo y salio desganado hacia la realidad, arrastrando su paso fue perdiéndose en sus pensamientos y entre las calles.
Esa noche su casa se torno vacía y fría.
Las valijas al lado de la puerta adelantaron el invierno en su corazón.
Esa noche.
Ella se fue.
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