Oscuridad y malas caras.
El alumbrado todavía no se apago y algunos rayos de luz se asoman entre las calles.
Pienso en la monotonía de mi vida y la monocromia de mi mirada.
Hoy tengo un final y desearía que fuera mi final.
Me prendo un cigarrillo y miro como se consume, me quemo los dedos pero no lo siento.
Los golpes retumban: Autos, negocios y silencio, mucho silencio, que corta indiferentemente.
Me dijeron que no llegaría a ningún lado con la carpeta vacía y la mente llena.
Y hoy llegue, hoy estoy en ningún lado.
Escribiendo, como si me diera de comer.
Si no doy este final, mi promedio va a ser de 1, pero me importa tan poco que si ese 1 fuera un 10, seguiría siendo igual de irrelevante para mi.
Monotonía y monocromia, no me importa.
Me importa no importar, no ser nadie y serlo todo.
Mas golpes, como notas musicales de una fugata callejera.
Pitagoras un día fue un alumno y no quiero saber nada sobre el, ni sobre mi.
Mi alma no transmigra, mi alma no es mía.
Quiero llorar por todas las almas que migraron.
Quiero llorar por todos los mambos que tengo.
Tengo una poetiza atravesada.
Todas las veces que le escribo a alguien
todo se va a la mierda
pero...
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